Se llama Jarque de Moncayo. En Zaragoza. He estado ahí unos pocos días, ha sido interesante. Aproveché el tiempo tanto como pude.
Van muriendo. Los mayores con los que quiero hablar cada vez son menos. Ahora, un par de conocidos y alguna que otra persona que nunca había visto antes.
Debo espaciar menos mis viajes. Si no, ya no quedará nadie que transmita su memoria.
Y ahora me apetece ésto. Recuperar la memoria de lo que forma parte -muy lejana, eso si- de lo que ha construido mi propio entorno.
Todavia me cuesta poner aquí todo lo que pienso. Especialmente en un espacio abierto, aunque solo tras muchas casualidades puede que alguien aterrice por este planeta.
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